Somos emigrantes viajados.
7 de noviembre de 2011 | Temas: Noticias | Estudios

España fue un país de emigrantes, aquellas maletas atadas, las estaciones de tren, los problemas con el idioma, esas comidas tan extrañas, el frío alemán, las Navidades entre lágrimas y coplas. Pero así, como las coplas de ida y vuelta, la situación cambió y durante los últimos 20 años las estadísticas oficiales no han dejado de contar el flujo de inmigrantes que atravesaban las fronteras españolas, casi tan abundante como el de Estados Unidos. Ahora, de nuevo, el saldo migratorio es otra vez negativo, salen más que entran. El 90% de las más de 580.000 personas que este año dejan España son extranjeros, crisis mediante. El resto, españoles. Pero ya no son solo emigrantes tal y como se conocieron, sino trabajadores que prueban suerte en un mundo globalizado. Jóvenes que buscan unos miles de kilómetros más allá un alquiler más barato, un sueldo mejor o, sencillamente, un cambio de vida aunque cobren menos que en España. Una generación viajada y con los idiomas en regla rastrea nuevas oportunidades en un espacio que les es propio: Europa, por supuesto, o el mundo entero. “El mercado de trabajo ya no es nacional, más dramático sería que estos jóvenes no se fueran. Y no son muchos los que se van, porque en España la familia todavía funciona, presta el apoyo que proporciona el Estado en Suecia, por ejemplo”, dice el demógrafo del CSIC Julio Pérez. ampliar foto. Evolución de la población española. Hace tres años, Juan Gamboa se dijo ‘ahora o nunca’ y se fue a Alemania. Es técnico de sonido y en Madrid trabajaba en Warner Music, tenía un buen sueldo, una vida que rodaba, pero no había cumplido su sueño. El camino para hacerlo le llevaba a Berlín. “Me dedico a la música electrónica y el meollo de eso está allí. Mi novia también vino. La vida es una experiencia, estar siempre en el mismo sitio es complicado, salir enriquece. No tengo prisa por volver. Mi próximo destino puede que no sea España”, dice. Está aprendiendo alemán, pero ¿sabe inglés? “Por supuesto, no me hubiera atrevido si no hubiera sido así”. Su sueldo ahora no es muy alto, y lo completa dando clases de música, “pero los alquileres son baratos”. Paga 500 euros por 70 metros cuadrados. “El dinero no es mi prioridad”.
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