La Vanguardia, 11-12-2023. El proyecto Rassif se desarrolla en Tánger, Casablanca y Nador, ciudades en las que malviven al raso los niños que esperan una oportunidad para seguir su camino hacia España. Se estima que subsisten en la calle más de 25.000, una cifra que no para de crecer. “Durante el proceso migratorio se van deteriorando, son víctimas de violencia y la mayoría cae en adicciones, principalmente al pegamento y al rivotril (psicotrópico)”, comenta Trichot. De los citados 307 menores identificados, 25 son chicas y 17 proceden de diferentes países africanos. Trichot cuenta que es importante que el primer contacto se realice cuando llevan poco tiempo en la calle para intentar que regresen a casa cuanto antes y no entren en un círculo destructivo. Un total de 59 fueron derivados a los dispositivos territoriales de protección de la infancia y 38 volvieron a vincularse con su familia. A todos se les presta atención sanitaria, se trabaja el tema de las adicciones, se les hace seguimiento y se buscan salidas a través de otras organizaciones locales. Algunas ofrecen Formación Profesional, otras actividades como el cuidado de animales para apartarlos de la calle y diferentes alternativas pedagógicas.Artículo Completo