Diario.es. 18/09/2013."Decenas de zapatos desparejados riegan las pendientes de ascenso al Gurugú. La estampa desprende olor a quemado. El monte, colindante con Melilla y refugio de los más pobres -saltar la valla es gratis; al menos, en dinero-, tiene su propio lenguaje, aseguran los locales. Cuando expulsa humo, advierte de una masacre. “A los Ali se les fue la mano”, asegura resuelto Sigam, guineano de 22 años".