elmundo.es "La primera visión de un ser humano que tiene Mohamed antes de desembarcar en Europa es la silueta de un hombre. El cansancio y la tensión acumulada se pueden ver en las caras de sus 10 compañeros de travesía desde la costa turca de Bodrum, a solo cuatro kilómetros y tres o cuatro horas de navegación, en zig-zag para mantener el rumbo, pero que parecen eternas si el mar está bravo.

Dan las últimas paladas con sus remos de juguete para ayudar al micro motor alimentado sólo por una batería de coche, mientras Mohamed se dispone a saltar a la orilla. La silueta del hombre europeo se acerca despacio hacia la lancha de goma y sus pies entran en el agua. Los navegantes no saben quien es, pero su actitud no es agresiva.

El hombre europeo extiende sus manos hacia el bote y lo sujeta mientras los novatos marineros saltan a tierra. No dice nada. No les mira. Mohamed tampoco dice nada y salta a tierra sin grandes aspavientos. Mira al cielo y se abraza a un compañero. Su cara refleja alegría y cansancio infinito. Se despojan de sus salvavidas mientras el hombre europeo se lleva el motor de su lancha, siempre sin decir nada.

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