
En esta obra el autor nos presenta la realidad de la movilidad humana en el Ecuador y en América Latina; en sus páginas se expone con precisión cómo los migrantes se empeñan en mantener o construir lazos sociales que, además de ser una fuente de (relativa) protección en condiciones de alta vulnerabilidad, reafirman su condición humana y les ayudan a mantener la convicción de que «vale la pena» pasar por el sufrimiento para proveerse y proveer a sus seres queridos de una vida mejor.